29/03/2024

108 | Flores entre escombros & 912 de altitud.

Qué libro me bebo | Flores entre escombros | 912 altitud

Flores entre escombros & 912 de altitud

Nueve meses

 Qué libro me bebo | Armonía 108

Buenos días mis queridos lectores:

Hoy me gustaría recomendarles un libro muy especial, de esos que tocan el corazón como lo haría un niño cuando busca el rostro de su madre ante el miedo de sentirse solo en la noche.

Hoy les acerco a la obra de mi querida Maria Del Carmen Aranda: Flores entre escombros.

Historias de nuestra memoria a través de la mirada de niños que vivieron una barbarie y un destierro forzoso, obligados a vivir en soledad o simplemente un tipo de vida para el que nunca fueron preparados y cuyos padres nunca planearon

Un relato en el que, de una u otra forma, nos veremos identificados todos.

Javier Urra, psicólogo y exdefensor del menor es el responsable del prólogo.

Acerca de la autora

María del Carmen Aranda, madrileña (1958). Cursó estudios en Suiza y se diplomó en Comercio Exterior en España, actualmente ejerce un cargo de responsabilidad en una Multinacional Japonesa.

Las letras son su auténtica pasión. Durante su periplo en Inglaterra dio los primeros pasos de la mano de la editorial Yebenés, centrándose en la poesía y los relatos cortos.

Tras varias publicaciones en conjunto con otros autores, no fue hasta el año 2008 cuando decidió publicar su primera novela “Flores entre escombros”, un relato biográfico dentro de un contexto cultural y político que se remonta a la dura postguerra española y más concretamente, a una época de penuria, hambre y estrecheces que afectó a muchos niños.

Sinopsis

La Guerra Civil que vivieron los niños españoles nos ha sido contada desde distintos puntos de vista en los libros de historia. A través de la mirada inocente de una niña, podremos trasladarnos a un mundo hostil y lleno de resentimiento traducido en ganas de vivir y esperanza.

Un relato histórico basado en las vivencias de posguerra española, donde el miedo queda envuelto por la amistad y el hambre por ilusión de un mañana diferente.

Hoy Maria del Carmen Aranda, ha convertido en palabras las imágenes grabadas en el alma de la protagonista de esta historia, como testigo de esa verdad.

Un lujo para la familia de Qué libro me bebo – #qlmb contar con esta obra, sobre por la confianza en este proyecto. Una armonía para el disfrute de todos aquellos que se asomen a  esta ventana virtual.

Conozcamos a la Bodega Veganzones

La bodega está situada en el municipio de Fompedraza, a 8 km de Peñafiel, en la Ribera del Duero.

Tiene sus orígenes en el año 1956 cuando el abuelo de los hermanos Veganzones, fundadores de la bodega, comenzó a hacer vino con la uva de sus majuelos. Desde entonces se ha continuado con la tradición familiar, aunque no fue hasta 2005 cuando comenzó a etiquetarse el primer “912 de altitud”.

Se trata de una bodega familiar que busca producir vinos de calidad, respetando el terroir y combinando una viticultura tradicional, donde la vendimia y las técnicas de selección de la uva siguen siendo manuales, a la vez que se cuenta con los últimos adelantos técnicos en maquinaria bajo de la denominación de origen Ribera del Duero

La bodega elabora vino procedente de unas 50 hectáreas de viñedo situadas en los términos de Fompedraza, Mélida o Pesquera de Duero. La variedad principal es la uva tempranillo, aunque también se cultiva una pequeña parte de merlot.

Las viñas que se encuentran en el páramo calizo de Fompedraza están situadas a 912 metros de altitud sobre el nivel del mar, siendo una de las zonas de la Ribera del Duero que cuenta con unas características climatológicas diferentes al viñedo del valle. De aquí proceden los vinos más emblemáticos de la bodega: los “912 de altitud”.

El vino seleccionado de tierra arcillosa.

Qué libro me bebo | Flores entre escombros | 912

912 de altitud | Nueve meses

veganzonesElaboración:

Viñedos arcillo-calizos. Vendimia manual, selección de racimo.

100% Tempranillo.

9 meses en barrica americana. 25 días de maceración.

D.O. Ribera del Duero

Servicio:

Tiempo de apertura: 15 min. Temperatura: 16ºC.

Notas de Cata:

Rojo púrpura. Intensidad media. matices muy vivos. Muy limpio y brillante.

Predominio de frutas rojas, fresa, frambuesas…, después aparecen los recuerdos a tostados, vainilla, coco, lácticos, canela…

Entrada untuosa, su acidez nos aporta un vino vivo y fresco, cerezas y mora negra, pastelerías.

Vainilla y chocolate.

Razonamiento para la armonización

En la visita realizada a la bodega y a esas “cuevas” o bodegas caseras que aún están en pie como testigos de lo vivido, pude imaginar cómo eran aquellas jornadas de vendimia, de almacenar entre aquellas paredes excavadas en bajo la loma, los alimentos con los que las familias pasarían los largos día de invierno.

Un buen recurso para ver y beber

Un lugar donde celebrar comidas familiares, y donde reunirse los amigos para charlar y beber vino y contarse “cosas de hombres”. Eran otros tiempos sí, pero no por ello no se vivían intensamente. Una época en la que los niños jugaban horas en la calle al futbol o las canicas, o las “chapas”, las niñas a la comba, la goma o a preguntas absurdas sobre el amor y el romanticismo; fantaseando con los chicos más guapos del pueblo.

En ese contexto, este vino me recuerda en muchas ocasiones, por no decir en el 90% de las letras que salen de manera magnífica de las manos de Mª Carmen Aranda, a esos juegos en la calle, que en los momentos de posguerra se entremezclaban con tareas impropias de niños con el único objetivo de subsistir.

“La busca” de objetos y trapos, papeles y metales de cualquier tipo u origen para conseguir unas monedas con las que ayudar a alimentar a familias numerosas que no tenían qué llevarse a la boca en el sentido bíblico de la expresión.

Un poco de morriña

Soy de las que puede volver a revivir aquel momento relatado por mi abuela en el que, tras quedarse viuda, tuvo que coger a su hija y dejar su población natal para buscar un futuro en la capital. Un futuro que era verdaderamente incierto, pero que predecía o intuía mejor que donde estaba.

Eran otros tiempos sí, pero con sabor a esperanza, a tinto tomados mientras se conversaba, a chatos compartidos entre amigos. Un tiempo de lucha, de trabajo intenso, de esfuerzo, de sudor, de calurosas vendimias, pero también de ilusión, de risas y esperanza tras la oscuridad.

¿Me acompañan a conocer esta tierra y la bodega?

El reto planteado desde #quelibromebebo es hacerlo junto a la autora y volver a contárselo. Nos leemos mis queridos vitivinilectores. No lo olviden.

Música recomendada:

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