Mora, Toledo, España

Lo mejor de cada tierra para ver, comer y beber

Una de cada dos botellas de aceite de oliva que se consumen en nuestro planeta contienen aceite de oliva de España.

Mora es tierra de olivos, el aceite de oliva es el producto más representativo del municipio; por tanto, un pedacito de Mora es consumido y disfrutado cada día en cualquier lugar del mundo.

Aceite de oliva virgen extra, la base principal de la dieta mediterránea, el mejor aporte de grasa que podemos regalar a nuestro organismo. Rico en vitamina E, betacarotenos y ácidos grasos monoinsaturados que le confieren propiedades cardio protectoras.

La dieta mediterránea está declarada Patrimonio de la Humanidad, por tanto, Mora tiene un gran tesoro.

Estas tierras morachas tienen mucho que ver y disfrutar. Han vivido mucha historia, su Castillo de Peñas Negras se rebeló contra Abderramán, que allá por el año 927 dominaba el castillo. Fue, además, fortaleza estratégica durante la Reconquista.

A escasos 40 km de Toledo, cuenta con buenos accesos y red de comunicación. Dispone de una completa oferta de servicios y un tejido industrial potenciado por los productores de aceite, vino, queso.

En sus antiguos habitantes islámicos encontramos el origen del nombre.

La visita a Mora requiere pausar el tempo y disfrutar de una riqueza arquitectónica imponente, la que refleja su Ayuntamiento, la iglesia y la Casa de los Sueltos, entre otras.

La iglesia Nuestra Señora de Altagracia construida sobre otra más antigua que desapareció en la Guerra de las Comunidades, de estilo gótico de transición al renacimiento.

La Casa de los Sueltos, declarada como Bien de Interés Cultural, encierra en su interior un patio toledano, sujeto por columnas toscanas que sujetan una galería alta.

Muy recomendable visitar el Museo de Aceite Felipe Vegue. Un lujo para la vista su colección de piezas, a través de las cuales comprobamos el protagonismo del olivo, la aceituna y el aceite de oliva, a través del paso del tiempo. Podrán ver, sobre todo, como han evolucionado las almazaras.

Por último, reseñar la fachada señorial de su Casino, las Escuelas Públicas y el Matadero, de estilo historicista mudéjar como el Ayuntamiento.

Aún no hemos terminado la visita, es momento de reponer energía.

La oferta gastronómica es notable, en número y calidad. La labor de recomendar un restaurante no es sencilla, influyen factores diversos como el comensal, oferta gastronómica, precio, ubicación, valoraciones diversas.

Para nosotros, los restaurantes son el teatro de los sueños, donde el goce y las experiencias nos emocionen; sin duda eso hemos sentido en El Molino de Helí.

Pero esa experiencia se la contaremos en nuestra sección de comer, antes vean y disfruten este bonito pueblo, Mora.