El laberinto de los espíritus & L’Efect volador 2015
Qué libro me bebo | Armonía 32
Buenos días mis queridos lectores:
Hoy les traigo un armonía en la que tenía especial interés y de uno de mis autores favoritos. Carlos Ruiz Zafón. Como todos ustedes sabrán, nos ha dejado recientemente, pero es de esos autores que merece la pena leer una y otra vez y que siempre permanecerán en lo más alto del podio literario.
Sus obras han sido traducidas a más de cincuenta idiomas. En 1993 se dio a conocer con El príncipe de la Niebla. Forma junto con El palacio de la Medianoche y Las luces de Septiembre, la trilogía de la Niebla. En 1998 llegó Marina. En 2001 publicó La sombre del viento, el Juego del Ángel, El Prisionero del Cielo, y este que les traigo hoy.
<<Ha llegado el momento. Quince años después de que el pequeño Daniel se adentrara por primera vez en él, la gran odisea de los Sempere y tantos otros personajes que hemos compartido llega a su gran final en la más intensa, compleja y apasionante de sus aventuras. Es hora de adentrarse por fin en los secretos del laberinto y llegar al corazón de la historia. Quiero agradeceros que hayamos compartido camino a lo largo de tantos años y libros. Esta historia es ya tan mía como vuestra. En nombre de Daniel, Bea, Fermín, Isabella, Carax y todos los integrantes del universo del Cementerio de los Libros Olvidados, gracias. Se levanta ahora el telón para la más grande de todas sus aventuras. Nos vemos en los libros.>>
En la Barcelona de finales de los años 50, Daniel Sempere ya no es aquel niño que descubrió un libro que habría de cambiarle la vida entre los pasadizos del Cementerio de los Libros Olvidados. El misterio de la muerte de su madre Isabella ha abierto un abismo en su alma del que su esposa Bea y su fiel amigo Fermín intentan salvarle.
Justo cuando Daniel cree que está a un paso de resolver el enigma, una conjura mucho más profunda y oscura de lo que nunca podría haber imaginado despliega su red desde las entrañas del Régimen. Es entonces cuando aparece Alicia Gris, un alma nacida de las sombras de la guerra, para conducirlos al corazón de las tinieblas y desvelar la historia secreta de la familia? aunque a un terrible precio.
El Laberinto de los Espíritus es un relato electrizante de pasiones, intrigas y aventuras. A través de sus páginas llegaremos al gran final de la saga iniciada con La Sombra del Viento, que alcanza aquí toda su intensidad y calado, a la vez que dibuja un gran homenaje al mundo de los libros, al arte de narrar historias y al vínculo mágico entre la literatura y la vida.
Para armonizar esta maravillosa y electrizante lectura, he escogido L’Efecte Volador 2015 elaborado por Josep Grau en Marçà. Un DO Montsant tan trepidante como las obras de este autor, en especial esta y su contextualización.
Elaborado con Garnacha y Cariñena, trasladando el carácter de este elaborador encerrado en esta botella de un modo que no tiene justificación, pero que pocos saben valorar, tal como lo consigue Ruiz Zafón en este laberinto.
Josep Grau es un hombre reflexivo, tranquilo y honesto que cincela sus vinos según el carácter de estos así como Zafón doblega las letras.
L’Efect Volador 2015 es pura esencia de fruta, de garnacha del Montsant. Su peculiar crianza en cemento refuerza el carácter primario de la fruta y proyecta al vino en el tiempo con delicadeza y templanza, como el autor nos transporta en cada una de las páginas que componen esta novela.
Las fresas y la mineralidad del terruño quedan presentes en la copa. Notas lácticas, especias y algún discreto toque herbáceo adornan un tinto de referencia entre los vinos jóvenes de Montsant.
Es un vino que puede llevarnos a un mundo sin artificios en el que las sensaciones más primarias asumen todo el protagonismo que demasiado a menudo se les niega.
A la vista se nos muestra de un color rojo picota muy brillante con reflejos violáceos y algún destello púrpura que nos pone sobre aviso de lo que vamos a poder disfrutar en nariz y boca.
Notas especiadas y minerales son su carta de presentación al acercarnos la copa con explosión de frutas negras y grafito, ligeros recuerdos de la crianza y alguna nota que puede recordarnos a ceniza. Cerezas maduras que recuerdan a las tardes de verano comiéndolas aún bajo la sombra de los árboles en la más tierna infancia. Se confirman aromas que llenan la boca de fruta y sedosidad, notas ahumadas. Un vino amable y armonioso con buena acidez, refrescante y un extraordinario final largo que invita a degustarlo aún con la boca ya vacía y admirando como el vino parece bailar en la copa quedando casi en suspensión dentro de ella.
Que maravillosa delicia de armonía, mis queridos lectores. Una pareja de esas que desde el inicio quieres más y más. Les aseguro que cuando lleguen al final acabarán pensando por qué no hay más páginas y porqué Josep Grau no hizo esta botella de litro.
Les invito a seguir bebiéndonos los libros un día más. ¿Me acompañan?
Hasta mañana, mis queridos vitivinilectores.
